Capítulo 43
Capítulo 43
“Ay, ¿esto?“, dijo Soraya, levantando el martillo y soplando suavemente sobre él. “Vengo por lo que me debes. Recuerdo haberte dicho hace unos días que me devolvieras lo mío. Pero parece que no te lo tomaste en serio. Así que aquí estoy, personalmente para tomarlo“.
Tiziano no esperaba que ella hablara en serio. Sus finos ojos se iluminaron por un momento antes de volver a pintar castillos en el aire, como solía hacer: “Yaya, ¿de verdad me vas a dejar por ese inválido? ¿Qué tiene de bueno? Además de dinero, ¿en qué me supera? Sólo dame dos años más. Cuando tome el control de la familia Peralta, nos casamos. Para entonces, valdré tanto como ese inválido, todo lo que quieras te lo puedo dar. Sé que últimamente no te he dado lo que mereces y te he hecho sufrir. Pero Yaya, no es que no quiera tocarte; es solo que hay razones de peso. Yo, yo…”
Él fingió tener dificultades para hablar, y luego, como si hubiera tomado unal gran decisión, confesó: “Me lastimé en cierto lugar. Sabes que no me llevo bien con mi hermano mayor. Luchamos en secreto por el poder de Grupo Peralta, él sobornó a los sirvientes de la casa para drogarme durante mi visita. Mientras estaba inconsciente, vertieron pegamento en mi ropa interior, y cuando desperté, el pegamento ya se había secado, pegando mi ropa interior y eso. Para separarlos, tuve que ir al hospital, y el resultado fue un desgarro. Debes saber que esa piel es muy delicada. No se cura de la noche a la mañana, he estado tratándome en secreto todo este tiempo.
No lo dije porque temía que me despreciaras. Nuestras citas, no es que no sienta nada por ti. Es mi dignidad de hombre lo que me impide actuar como se debe. Yaya, te cuento todo esto para que entiendas cuánto te amo, no puedo vivir sin ti, no me dejarás, ¿verdad? No me importa que te hayas. casado antes, ni que tengas hijos. Sólo deja a ese inválido y ven a vivir. conmigo, ¿sí?“.
Ese hombre ocultaba su desdén mientras decía todas esas cosas dulces a la fuerza. Después de todo, con decir esas cosas, ella debería estar saltando de alegría. Én el pasado, con sólo darle un poco de cariño y unas palabras bonitas, ella sonreiría todo el día. Published by Nôv'elD/rama.Org.
Soraya contuvo una sonrisa: ‘Sigue hablando, sigue. Tus promesas son puro
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humo, sólo la original se creería tus mentiras. Sé lo que piensas, lo veo claro como el agua‘.
“Ay, quién lo diría, parece que sí te importo. Pero, ¿qué hacemos ahora? A mi ya no me interesas. Y eso tuyo, mucho menos. Si quiero algo, mi marido me lo da. Lo tuyo, mejor guárdalo para otras“, ella levantó el martillo en su mano. “¿Recuerdas lo que te dije aquel día en la calle?“.
Tiziano palideció: “¿A qué te refieres?“.
“Jajaja“, Soraya soltó una risita. “Tan joven y ya tan olvidadizo. Bueno, entonces dejaré que te refresque la memoria“, y dicho eso, lanzó el martillo al aire y lo atrapó con elegancia.
Y antes de que Tiziano pudiera reaccionar, ella tiró de la manta con una mano y con la otra, armada con el martillo, asestó un golpe…